Capitulo II
El paramo
Habían pasado meses desde la incursión de
Shamarcanda. Las tropas Astartes seguían
luchando contra los marines del Caos en el planeta. Los ángeles oscuros tuvieron que marcharse
porque fueron requeridos en otro lejano mundo.
Los Ultramarines se hallaban solos.
El
señor del caos Morphinius era temido por las tropas. Sus vínculos con el dios del engaño y la
lujuria lo habían hecho extremadamente poderoso. El capitán Rex, que ya se había recuperado de
las grabes heridas de su última contienda solo tenía una opción, aliarse con los esquivos Eldars.
Los líderes de los Ultramarines convocaron una
reunión con el vidente eldar
Beth-ull. -tenemos
que hacer algo antes de que los adoradores de Slaannesh encuentren la
llave. Ese maldito no debe tenerla jamás
en sus asquerosas manos- . El vidente levanto su mano derecha haciendo un
extraño gesto. La alianza estaba
forjada.
Parte II (Misión
A)
Las tropas Astartes llegaron al seco
desierto. Una zona bastante
despejada. Unas ruinas de un asentamiento
Imperial eran testigo mudo del daño causado por
el paso del tiempo en aquel
inhóspito lugar. El Vidente vaticinó que
la llave estaba allí y que la sangre teñiría la blanca arena.
Tres rhinos del caos avanzaron hacia el objetivo ocupado por los Ultramarines. La alianza blindada de los Eldars y los marines tambien avanzaron hacia el profanador del caos.
el señor del caos Morphinious llego desde el flanco. La envestida caotica fue otra vez imparable.
Poco pudieron haber los dragones llameantes al bajar del serpiente. Dos de ellos fueron engullidos por la arena y los otros tres sufrieron la ira del caos. El rhino tambien fue destruido y sus ocupantes aniquilados.
Tres rhinos del caos avanzaron hacia el objetivo ocupado por los Ultramarines. La alianza blindada de los Eldars y los marines tambien avanzaron hacia el profanador del caos.
En pocos minutos la batalla se habia vuelto encarnizada.
el señor del caos Morphinious llego desde el flanco. La envestida caotica fue otra vez imparable.
Poco pudieron haber los dragones llameantes al bajar del serpiente. Dos de ellos fueron engullidos por la arena y los otros tres sufrieron la ira del caos. El rhino tambien fue destruido y sus ocupantes aniquilados.
El capitan Rex mando retirada.
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